Historia de Dublín
Descubre la apasionante historia de Dublín, desde que fue fundada por los Vikingos y conoce cómo se convirtió en la capital de Irlanda.
Aunque no se tiene constancia exacta de la fecha de su fundación, se sabe que la bahía donde se encuentra Dublín estuvo habitada desde hace miles de años por cazadores y recolectores. En el siglo II a.C. sus habitantes levantaron grandes monumentos de piedra, todavía visibles en el paisaje irlandés.
Fundación. Los Vikingos
La primera referencia histórica la encontramos en Tolomeo que en el año 140 d.C. habla de un lugar llamado Eblana Civitas.
Los celtas llegaron a la bahía hacia el año 700 a.C., convirtiéndose al cristianismo en el siglo V, por obra de San Patricio, patrón de Irlanda. La religión cristiana es algo que marcará el devenir de Irlanda hasta nuestros días.
En el siglo IX, alrededor del 841, los vikingos llegaron a la zona y fundaron un área comercial en la orilla sur del rio Liffey a la que llamaron Dubh Linn (laguna negra), mientras los celtas permanecían en la orilla norte del rio, un lugar al que denominaban Baile Átha Cliath (asentamiento del vado de cañizo).
Dublín celebró su milenio en el año 1988, dando así por oficial la fecha de su fundación.
En el 1014, el rey irlandés Brian Ború derrotó a los vikingos.
A partir del siglo XII la ciudad fue controlada definitivamente por los normandos.
Los Normandos. El Señorío de Irlanda
A finales del siglo XII, uno de los señores feudales de Irlanda, Dermot MacMurrough, que ha pasado a la historia como el gran traidor de Irlanda, tenía disputas con otros señores feudales por el control de la isla y pidió ayuda al rey normando Enrique II.
Enrique II envió sus tropas en 1170 y un año después Irlanda pasó a ser Señorío de los reyes normandos de Inglaterra.
Dublín se convirtió en sede del poder militar y judicial y comenzó una época de constante crecimiento con la llegada de ingleses, holandeses y judíos.
Hacia 1350 los señores feudales irlandeses comenzaron a rebelarse contra la dominación normanda.
Enrique VIII, que se sublevó contra el Papa, trató de imponer el protestantismo en todos sus territorios, algo a lo que se opusieron los católicos irlandeses. En 1534 Enrique VIII aplastó la rebelión e inició grandes reformas para convertir Irlanda al protestantismo disolviendo los monasterios. Poco después los irlandeses perdían su escasa autonomía.
El Reino de Irlanda 1541-1800
En 1541 se suprime el Señorío de Irlanda y nace el Reino de Irlanda, que continuó con la política de acabar con los católicos. Así, en 1592 fue fundada por Isabel I la primera Universidad de Irlanda, el Trinity College que, edificada en el terreno confiscado a un monasterio, estaba destinada sólo a los alumnos protestantes.
Los irlandeses continuaron resistiendo al protestantismo hasta que fueron derrotados en la Batalla de Kinsdale en 1601. En este año se dictó el Acta de Supremacía por la que los altos cargos sólo podían ser para ingleses y protestantes.
En 1641 los irlandeses se rebelaron de nuevo. En 1649 Cromwell asedió Dublín y repartió las mejores posesiones entre sus soldados.
En 1690 Dublín apoyó al católico Jaime II contra el protestante Guillermo de Orange. Tras su derrota los católicos fueron definitivamente excluidos del Parlamento y se prohibieron todas las manifestaciones de la cultura y religión irlandesa.
En el siglo XVIII Dublín experimentó un gran crecimiento, en parte gracias a la llegada de los hugonotes perseguidos en Francia. Floreció el comercio y durante un tiempo Dublín llegó a ser la quinta ciudad más grande Europa.
Irlanda parte del Reino Unido 1801-1922
En 1801 Inglaterra aplastó varias revueltas y abolió el Parlamento Irlandés, sin embargo los católicos consiguieron recuperar algunos derechos básicos.
Tras el Acta de Unión de 1801, la sede del Parlamento se trasladó a Londres e Irlanda se integró de pleno en el Reino Unido.
Entre 1845 y 1849 una plaga destruyó la cosecha de patatas, único alimento de la mayor parte de la población irlandesa, por lo que fallecieron más de un millón de personas por inanición.
Durante este periodo, conocido como la Gran Hambruna, se produjo un éxodo masivo a otros países, dos millones de irlandeses abandonaron el país. En unas décadas de emigración la población de Irlanda se redujo a la tercera parte.
Hacia 1900 Dublín había dejado de ser la ciudad más importante de Irlanda superada por Belfast, ciudad que había vivido una importante revolución industrial.
En 1905 se fundó el partido Sinn Féin "Nosotros Solos".
En 1916 las calles de Dublín vivieron una nueva sublevación contra el dominio británico, la cual fue organizada por el Sinn Féin y apoyada por los alemanes. Los ingleses, en la histórica fecha del Lunes de Pascua del 1916, ejecutaron a los cabecillas de la revuelta. Tras las ejecuciones el movimiento independentista arraigó definitivamente.
En 1919 se inició la guerra civil anglo-irlandesa que destruyó gran parte de Dublín, de la que salió el reconocimiento del Estado Libre de Irlanda.
El Estado Libre de Irlanda 1922-1947
En 1922 se proclamó el Estado Libre de Irlanda. El IRA y el Sinn Fein rechazaron el nuevo status por considerarlo insuficiente, e Irlanda del Norte no quiso formar parte del nuevo Estado. En este período surge la división de las dos Irlandas.
El Estado Libre de Irlanda, dependiente de la Monarquía inglesa, perduró hasta la proclamación de la República.
En 1937 se aprobó una nueva constitución que sustituía el Estado Libre Irlandés por un nuevo Estado llamado Éire, en castellano, Irlanda.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el 17 de abril del 1949, se proclamó la República.
Capital de la República
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1973 Dublín no experimentó grandes cambios. Es a partir de esta fecha cuando Irlanda se integra en la Unión Europea y despega de un modo imparable.
Los últimos años han dado un viraje completo al paisaje de Dublín, grandes empresas se han instalado en la capital y nuevos edificios han cambiado la foto de la ciudad.
Hoy es una ciudad muy turística visitada por miles de europeos por el espíritu de libertad y juventud que respira.